Cuando extrañas a alguien



En ocasiones las personas que más queremos no se encuentran con nosotros ya, sea por la razón que sea.  ¡Le extrañamos! Solo Dios sabe cuánto.  No es simplemente verle, deseamos abrazarle, besarle, mimarle, cocinarle su plato favorito, o darle ese masajito que tanto disfrutaba, es dejarle saber que aún seguimos ahí.  ¡Le extrañamos muchísimo! Es tanto que no podemos contener el impulso de buscarle, de correr al donde quieran que este.  Sea tomar el auto en la madrugada y salir a buscarle, viajar largas millas o tomar un avión, llegar al cielo si es necesario.  La verdad es que cuando extrañamos y amamos tanto somos capaces de lo que sea, sin medir consecuencias.  Solo queremos estar junto a esa persona, pero lamentablemente no siempre podemos.
Es una ansiedad que domina nuestro cuerpo y nuestro ser. Extrañar y ser extrañado, es lo que queremos.  Pensar que esa persona no importa dónde está, está igualmente pensando en nosotros, aunque sea solo unos minutos al día.  Extrañar, uno de los sentimientos más tristes y en ocasiones agobiantes. Esa persona que quieres a tu lado no se encuentra.  Tenemos tanto amor para darle, queremos disfrutar más tiempo a su lado y contarle nuestras aventuras diarias y escuchar las suyas.  Le extrañamos y deseamos cuidarle y protegerle, aunque seamos nosotros mismo los más débiles, pero nos sentimos capaces de cuidarle hasta del peor suceso y mejor aún, recibir la misma respuesta de parte de esa persona.  Pero como sucede en toda historia, no todo está en nuestras manos.
Obviamente cuando extrañamos, es porque esa persona ya no puede estar con nosotros o no quiere.  Algunos parten, pues su tiempo de vida ya termino, aun así, pensamos que nos cuidan desde algún lugar y no importa cuánto tiempo pase, seguimos extrañándolos, pensando en ellos, porque les amamos.  Otros son obligados a partir, pues las circunstancias de vida no lo permiten permanecer, pero ese tipo de personas aun así continúan pensando en nosotros desde donde quiera que estén.  Y están los que deciden no continuar.  Estos nos abandonan sin pensar el daño que nos hacen.  Están conscientes de que les amamos y, aun así, cruel y egoístamente deciden desaparecer. 
No importa cuál sea el caso, es punto es que extrañamos y extrañar puede ser de provecho en ocasiones, pues en caso de regresar esa persona si es posible, disfrutaremos con mayor intensidad su compañía. Pero también, es muy dañino.  Amamos tanto que no nos importa perderlo todo con tal de que esa persona regrese, no todos logran superar la partida de alguien, solo vivimos siempre con la esperanza de que algún día la historia pueda ser diferente.

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