Apuesta perdida

     Aposté por ti y perdí. Creí en ti aunque me decías que nuestros caminos eran distintos. Veían todo aquello que tú mismo no podías ver. Creí en ti a ciegas y por eso aposté todo a ciegas. Pero hasta el mejor apostador también puede perder. Perdí, porque me di por vencida, no porque no pudiera continuar, sino porque ya me estaba dañando mucho, me había dejado de querer por quererte a ti y no me importaba sufrir con tal de estar junto a ti. Aposté por ti y no me importó abandonar el pasado que no quería dejar, ese pasado la cual vivía muy aferrada, pero aposté por ti porque me enamore. 
Me enamore de un ser que no existe, de una voz dulce y tierna que me decía que no temiera. Me enamore de las sonrisas que en el inicio me sacaste ante tanta tristeza en la que vivía. Me enamore de alguien que es, pero no quiere admitir ser. Porque aposté por alguien que no cree en sí mismo y no confía en mi. Me enamore de un ser orgulloso que no es capaz de bajar la guardia para dejarse querer, me enamore de alguien que nos a capaz de sentir por temor a ser herido nuevamente. Lo aposté todo en ti y hoy me marcho porque perdí.
 Perdí mi dignidad nuevamente, mi orgullo, mi felicidad. Perdí mi sonrisas en la mañana y mis ánimos de seguir adelante. Perdí el encanto de ser buena con alguien y de confiar en quien dice que puedo confiar. Perdí el Amor propio y mi autoestima. Perdí todo eso a lo que tengo derecho como ser humano por pensar en ti más que en mi. Es por eso que dejo de apostar, porque por primera vez quiero dejar de hacerlo, quiero conseguir quien apueste por mi. Que no solamente las palabras me digan que vale la pena, sino las acciones también. Quiero que alguien permanezca y no amenace con irse. Quiero que alguien apueste por mi tanto como yo apostaría por el. 

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