Doctor de corazones rotos
Llega el momento que no puedes más y
decides ir al doctor. Le pides al doctor
una pastilla mágica que cure los corazones rotos y el comienza a
escucharte. Le cuentas lo mágica que fue
tu vida en algún momento, cuantas veces sonreíste y sentiste que eras la
persona más feliz de este planeta. Le
dices que hubo un momento en tu vida que nada podía ser más perfecto y que
nadie tenía el poder de romper ese amor.
Le cuentas la historia del día que se conocieron y ese primer beso que
se dieron, las noches que jamás olvidarías y todas las canciones que surgieron
y se volvieron parte de los dos. El
doctor no tenía que estar presente para darse cuenta que hubo amor, pues tu
rostro no podía evidenciar su existencia. Tu felicidad al contarle la historia
no puede ocultarse hasta que…
Tus lagrimas comienzan a salir sin explicación
y el doctor no entiende la razón, no has dicho ni una sola palabra y ya has
formado un mar de lágrimas. El doctor
preocupado te pregunta que te sucede y es ahí cuando apenas con los pocos
suspiros que puedes dar comienzas hablar.
– De la noche a la mañana todo desapareció sin explicación alguna. Tanto amor desvaneció sin poder entender por
qué, es como si todo hubiese sido un sueño y nunca hubiese sido real, un
producto de mi imaginación. De la nada
deje de ser importante para esa persona, dejo de buscarme, de hablarme, creo
que hasta de pensarme y yo de este lado sin consuelo, sin entender lo que ocurrió. Es como si toda esta historia solo hubiese
sido una ilusión sonde fue yo quien unió sintió todo ese amor. Pensé que habíamos sido creado el uno para el
otro, como si Dios hubiese escuchado mis oraciones. – El doctor te mira todo
este tiempo sin tan solo decir una palabra y te sigue escuchando.
-Es un dolor enorme el cual ya no puedo
soportar, saber que le pertenezco en cuerpo y alma y esa persona no se da cuenta
que no me interesa nadie mas -. Tus
lagrimas no dejan de caer y cada vez se hace más fuerte y más fuerte ese
dolor. Aquí el doctor ve como todo ha
cambiado y como es que ese mágico amor que sentía al principio ya no existía y
ahora solo había una persona desconsolada en esa habitación. El doctor sabía que no había una pastilla mágica,
para curar corazones rotos y que ninguna palabra ayudaría al desconsuelo, pero
aun así comienza hablarte – Tengo una buena noticia y una mala para ti. No existen pastillas mágicas que curen
corazones rotos, pero si existen palabras que te pueden guiar para que el dolor
disminuya -. Comienzas a escuchar al doctor y no encuentras que tenga sentido
nada de los que te dice., crees que no existe manera que ese agudo dolor
que alguien más dejo, algún día vaya a desvanecer. Aun así, sigues
escuchándolo y te vas cuando el tiempo se agota.
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